PRIMER MÓDULO - REDACCIÓN DE NOTICIAS:
Por Carmen Maldonado y Rodolfo Huallpa
Por Carmen Maldonado y Rodolfo Huallpa
Un barbijo en el rostro, una tijera en la mano derecha y un cepillo en la otra caracterizan a Eloy Poma, un estilista canino que impone el último ladrido de la moda en su Peluquería Kale’B que está ubicada desde hace siete años frente a la plaza España de la ciudad de La Paz. En la jornada atiende un máximo de ocho mascotas de todas las razas, servicio por el que cobra entre 50 y 70 bolivianos dependiendo del tamaño del can.
Desde un simple corte de pelo, hasta extravagantes diseños perrunos, Eloy, de 34 años, dedica toda su jornada a esta actividad que aprendió empíricamente, porque en Bolivia no existen institutos o universidades que enseñen ese oficio. Según él se requiere “vocación” para la peluquería canina, además de “afecto”, “trato especial” y “paciencia” hacia los perros.
“Hacemos el servicio de peluquería canina que es el aseo a las mascotas, el baño con shampoo antipulgas, antigarrapatas, el corte de su pelo, el corte de las uñas, limpieza de los oídos y lavado de dientes. Todo eso incluye”, manifestó Poma, mientras acicalaba a “Pimpom”, un perro de un año y medio, de tamaño pequeño y color blanco con manchas negras.
De acuerdo con Eloy, un 95% de los canes están acostumbrados a ese servicio y no le tienen miedo a la secadora y a otros instrumentos, al contrario del 5% que son “primerizos” y que en ocasiones son violentos y muerden al personal. La sesión de belleza demora al menos tres horas por cada perro e inicia con el cepillado del pelo, posteriormente se lo baña y seca, para después realizar el corte final, conforme a la raza del animal.
La Paz, 8 de agosto de 2014.
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